El Jazz es un género musical surgido a finales del siglo XIX en los Estados Unidos y que logró expandirse por todo el mundo a lo largo del siglo XX.
Entre sus características se destacan su improvisación y el ritmo muy marcado.
Esta corriente musical, especialmente identificada con la raza negra, ha tenido una constante asimilación de otras tendencias musicales, y también se ha mezclado con otros géneros generando otras corrientes musicales muy populares como es el rock and roll y que luego evolucionaron de forma independiente al jazz.
En los primeros años de aparición su denominación varió entre las siguientes; jaz, jas, jasz y jascz, en tanto, respecto del origen del término tampoco hay certezas, ya que algunos indican que proviene de África, otros del mundo árabe y otros dicen que es propio del vodevil.
El primer disco de jazz fue grabado en el año 1917 en la ciudad de Nueva York por la Original Dixeland Band, ésta es considerada la formación pionera a la hora de la difusión del jazz a un nivel masivo.
La característica fundamental del jazz es la ejecución de las interpretaciones sin lectura de partitura, es decir, la improvisación es la base y la razón de ser del jazz. En el jazz la improvisación supone que el intérprete recree libremente el tema en cada ejecución sobre la base de una determinada estructura armónica, o sea, en el jazz la música recae más en quien interpreta que en quien compone. Ha sido esta cuestión de la improvisación lo que por un lado ha diferenciado sustancialmente al jazz de otros estilos musicales, tales como la música clásica y también lo que ha generado que el mismo se haya alejado de una presencia comercial de tipo masiva.
Tradicionalmente, al jazz lo interpretan formaciones musicales en las que se destaca un instrumento solista acompañado por una sección rítmica y algún instrumento armónico. Las mismas pueden ser variables, es decir, desde solistas sin acompañamiento alguno, pasando por tríos, cuartetos y las llamadas Big Bands.
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